Cierto día, recibimos una llamada de uno de nuestros vecinos, que saldríamos en un día acordado junto con los demás vecinos a limpiar el camino común y las zanjas. Llegó el día y salimos con nuestras herramientas, se nos explicó el trabajar a realizar, que era despejar la maleza del camino y cortar ramas que obstruían la visión, pues en época de lluvias el agua puede dañar considerablemente el camino si no se le prepara un cauce adecuado durante el verano.
Noté que nuestra vecina más cercana no salía para participar del trabajo, decidí llamar a su teléfono y me dijo que saldría en las horas de la tarde o enviaría uno de sus empleados.
Regresamos en las horas de la tarde a continuar con el trabajo y tuvimos una gran sorpresa al ver la reacción inesperada de nuestra vecina, levantando fuertemente su voz: ¿Qué ha hecho? ¿Cómo van acabar con la naturaleza? ¡Amo la naturaleza y soy ambientalista! ¡Ustedes son unos ignorantes! Entre otras palabras. La verdad es que no teníamos nada que decir, pues sabíamos que no habíamos talado árboles o algo por el estilo. Nos advirtió que seríamos denunciados con la entidad ambiental del lugar.
No entendíamos su reacción y pedimos disculpas por nuestra inexperiencia en el mal causado para ella. Fue un día bastante triste y chasqueado, pensábamos que le agradaría haberle limpiado su camino y de esa forma ganaríamos también su amistad.
Durante esa semana, estuvimos orando por ella y su familia, no era nada fácil escucharle sus comentarios y ser ignorados. Pasaron pocos días y un grupo estaríamos partiendo a un viaje misionero a un lugar bastante distante de nuestro proyecto. En esa semana que estábamos en el viaje misionero recibí una llamada de la vecina, le sentí con un mejor tono y me dijo que quería disculparse por su actitud y también pedir un favor: Ella dijo: “Mi mamá está ahora en mi casa y necesitaré ayuda de su grupo para atenderla, ¿será posible?” Le dije que coordinaría con el grupo que había quedado en el proyecto y a nuestro regreso estaríamos más para apoyarle.
Hoy día damos gracias a Dios porque hizo provisión de los medios para que pudiéramos apoyar a ésta familia. Las relaciones ahora son muy buenas, gracias a Dios. Ahora nos invita antes y después de atender su madre a que cantemos y oremos.
Definitivamente, Dios obra en medio de nuestros errores para bien.
Por: Genith Puentes.