Recientemente, tuvimos la oportunidad de presenciar la boda civil de dos estudiantes de la institución. Se conocieron en una institución en Bolivia y con el tiempo Dios los reunió en nuestra institución para capacitarse en el servicio de su obra. Por asuntos relacionados con la fecha de su pasaporte se tuvo que adelantar la boda, aún así pudimos ver la mano de Dios dirigiendo todo.

Laudith, quien es colombiana, y Roberto quien es boliviano finalmente dieron el sí ante la ley. Cada uno con su propia cultura, tradiciones y experiencias de vida. Pero a través del trabajo conjunto y el compromiso compartido con la misión, sus caminos se cruzaron y el amor floreció de una manera hermosa e inesperada.

La ceremonia fue íntima y conmovedora. Las sonrisas radiantes de la pareja iluminaban la sala, mientras intercambiaban sus votos, promesas y compromisos mutuos. Fue un momento de celebración del amor verdadero y la conexión profunda que habían encontrado el uno en el otro. Pues como dicen ellos: ¡se casaron con su mejor amigo!

Ésta boda fue un recordatorio de que el amor trasciende fronteras, culturas y barreras. Fue un testimonio viviente de cómo nuestro trabajo conjunto en la misión puede llevarnos a conexiones profundas y significativas que enriquecen nuestras vidas de formas que no podemos imaginar. Al finalizar la ceremonia, se les tuvo una cena “sorpresa” en la institución y es un antesala de cómo será su boda ante Dios.